La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 24 de marzo de 1982 como el Día Mundial de la Tuberculosis. En tal fecha, Robert Koch anunció al mundo el descubrimiento de la bacteria responsable de la tuberculosis (TB), el Mycobacterium tuberculosis.
A pesar de los avances en el campo de la Biología y las ciencias médicas, la lucha para la erradicación de la tuberculosis ha sido difícil, especialmente en los países con altos índices de pobreza. Bastidas (1) plantea que las condiciones económicas son importantes en la epidemiología de TB latente que en contactos de pacientes con TB activa es alrededor de 50 % en países de ingreso económico medio-bajo; del 28 % en países de ingreso económico alto.
Tuberculosis latente
Entre los factores que pueden aumentar el riesgo más de cinco veces para la progresión de TB latente a activa se encuentran: la infección por VIH, terapia inmunosupresora en pacientes con trasplante órgano sólido o hematológico, silicosis, insuficiencia renal crónica con requerimiento de diálisis y el tratamiento con terapia biológica con inhibidores de factor de necrosis tumoral. Por lo que es recomendado en estos pacientes iniciar tratamiento para TB latente.
Esto refleja la relación entre TB y otras enfermedades asociadas sean infecciosas o promotoras de inmunosupresión o cuyo tratamiento la induzca son factores que favorecen la activación de una infección latente.
En cuanto a TB e infección por VIH en el trabajo desarrollado por Soto (2) donde se estudiaron 50 pacientes con diagnóstico reciente por VIH y prueba de Tuberculina Positiva (>5mm); al identificar a los pacientes con tuberculosis latente que podrían desarrollar tuberculosis activa, se concluyó que al dividir en 3 sub grupos:
12 (24 %) registraron tuberculosis latente, 11 (22 %) desarrollaron tuberculosis activa y un 27 (54 %) no desarrolló tuberculosis; coincidiendo con los resultados de prevalencia de TB de la OMS (3). En donde especifican que este grupo poblacional tiene de 20-37 % más probabilidad de desarrollar tuberculosis.
La existencia de una coinfección Tuberculosis y COVID19
En este punto es importante resaltar el concepto de coinfección que no es más que la coexistencia de infección simultánea de varios agentes patógenos en un mismo huésped y que funcionan de manera sinérgica promoviendo su transmisibilidad, infecciosidad, cronicidad o severidad de la enfermedad que generan.
La pandemia generada por el virus SARS-CoV-2 con su angustiante mortalidad directamente asociada a enfermedades preexistente en un mundo donde la TB representa un problema de salud pública, conociéndose que son enfermedades que impactan directamente en el sistema respiratorio con signos y síntomas similares la coinfección es una posibilidad. Diferentes estudios se han realizado al respecto.
Entre 18% y 40% de pacientes con COVID19 presentan coinfección por M. tuberculosis según diferentes estudios, en un alto porcentaje la infección viral se comportó como activador o progresor de la infección por la micobacteria preexistente (Latente). Se requieren estudios a futuro que permitan establecer el impacto de los tratamientos y las secuelas post-coinfección.
Ilustración: Dra. Mary Carmen Ferreiro